Pacto Birregional por los cuidados

Descripción: Esta iniciativa es pionera al impulsar el diálogo y la cooperación entre ambas regiones para superar la división sexual del trabajo que se expresa en la persistencia de las brechas entre hombres y mujeres en el mercado laboral y en los salarios, en el acceso de las mujeres al empleo de calidad y a la protección y a la seguridad social.

Objetivo: promover la cooperación en materia de políticas públicas y sistemas integrales de cuidado entre los países de ambas regiones, impulsando acciones de cooperación

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La economía de los cuidados en los sistemas agroalimentarios de las Américas en el IV Foro de Ministras, Viceministras y Altas Funcionarias de las Américas

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) continúa promoviendo el diálogo interdisciplinario en cuestiones de género a través de los Foros de Ministras. Estos foros se han convertido en una fuente esencial de conocimiento y cooperación en temas de igualdad de género. En esta ocasión, el IV Foro de Ministras, Viceministras y Altas Funcionarias de las Américas, realizado en el marco de la Alianza Continental, se centró en los desafíos relacionados con la economía de los cuidados y el trabajo no remunerado en las comunidades rurales. 

Para abordar estos desafíos, el foro adoptó un formato compuesto por cuatro paneles temáticos. El primer panel, titulado “La economía de los cuidados en los sistemas agroalimentarios de las Américas”, contó con la participación de siete líderes políticas de distintos países miembros del IICA. Este panel fue moderado por Nelly Paredes, Ministra de Desarrollo Agrario y Riego de Perú, quien guio la discusión sobre los avances y recomendaciones en esta área. 

La metodología del panel consistió en que cada participante respondiera a la pregunta: “Dado que las mujeres asumen una mayor carga de actividades domésticas, lo cual constituye una de las causas estructurales de las brechas de género, ¿qué acciones públicas considera que deben implementarse desde sus ministerios para reducir las desigualdades generadas por la feminización de los cuidados?” 

Durante el panel, se expusieron los principales retos que enfrentan las mujeres rurales, incluyendo la pobreza estructural y multidimensional, la alta tasa de desempleo femenino, la distribución desigual de la propiedad agrícola, el acceso limitado a recursos productivos y la reducida participación en la toma de decisiones, a pesar de su significativa contribución a la producción de alimentos. 

Las participantes compartieron las políticas que se están desarrollando en el sector agroalimentario y rural para promover la igualdad de género. Estas políticas buscan mejorar el acceso de las mujeres a recursos y crear condiciones equitativas para un desarrollo productivo, inclusivo y sostenible. Además, se destacó la importancia de trabajar en conjunto con otros sectores, como los Ministerios de la Mujer y de Educación, para abordar de manera integral las desigualdades que enfrentan las mujeres. 

Como puntos en común, surgió la necesidad de visibilizar y estudiar la economía de los cuidados y su impacto en los sistemas agroalimentarios, crear espacios liderados por mujeres para fomentar el emprendimiento, reconocer legalmente la economía de los cuidados y asegurar un acceso igualitario a tierras y recursos productivos. 

En conclusión, este primer panel del IV Foro de Ministras subrayó las desigualdades en el sector, compartió políticas y propuestas para mejorar la situación de las mujeres rurales y reafirmó el compromiso de trabajar conjuntamente con todos los Estados Miembros para implementar políticas con enfoque de género. 

8M: 49 años de conmemoración – Impulsando la igualdad en los Sistemas Agroalimentarios

La versión original de este artículo por Marcela Ávila y Priscila Zúñiga, especialista técnica y gerenta del Programa de Equidad de Género y Juventudes respectivamente, se publicó el 7 de marzo de 2024 en el Blog del IICA. Se puede consultar aquí.

Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, en reconocimiento de la lucha histórica de las mujeres por alcanzar la igualdad de derechos. Esta conmemoración cobra especial relevancia al considerar que, en el mundo, las mujeres representan el 49,7 % de la población global. Este porcentaje también se refleja en América Latina y el Caribe, donde residen 334 millones de mujeres, constituyendo el 50,8 % de la población regional. Entre estas cifras, destaca que 58 millones son mujeres rurales, según datos del Banco Mundial para el año 2022. Sin embargo, a pesar de esta representación significativa, las mujeres continúan enfrentando desafíos en cuanto a la igualdad de derechos en comparación con los hombres.

Un recorrido por la historia del 8M

La Organización de Naciones Unidas adoptó el 8 de marzo como el Día Internacional de Mujer en 1977 en reconocimiento a la lucha de miles de mujeres venían dando desde mucho tiempo atrás. En 1848 se llevó a cabo la Primera Convención Nacional por los Derechos de las Mujeres en Estados Unidos de América, dónde se abogó por derechos sociales, civiles, políticos y religiosos. Posteriormente, en 1910, tuvo lugar la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en la cual las mujeres lucharon por el derecho al sufragio universal. En 1911 se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer en países de Europa y en Estados Unidos de América.

En 1917 las mujeres rusas se movilizaron en protesta por la escasez de alimentos y la falta de paz durante la Primera Guerra Mundial. En 1946 se creó el Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW, por sus siglas en inglés) como el órgano mundial de la ONU encargado de promover la igualdad de género. Este fue un momento histórico y significativo que generó un cambio en la visión global de la lucha por los derechos de las mujeres.

Durante el año 1979, se aprobó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y se declaró el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1976-1985). En 1993, se logró la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, en 1994 la adopción de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará), y en 1995, la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing.

Asimismo, en la semana del 11 al 23 de marzo del 2024 se llevará a cabo en New York la sesión número 68 de la CSW, representando dos semanas de discusión de propuestas para continuar avanzando en la obtención de los derechos de las mujeres y en la construcción de sociedades más inclusivas.

Las mujeres en los sistemas agroalimentarios

El informe “La situación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios” de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, 2023) arroja luz sobre los avances y desafíos persistentes para las mujeres en el ámbito de los sistemas agroalimentarios. Destaca una preocupante ampliación de la brecha de género en seguridad alimentaria de 1.7 puntos porcentuales a 4.3 puntos porcentuales, señalando un aumento en lugar de una reducción esperada.

Según este informe, a pesar de que un 75 % de las políticas públicas y planes de trabajo en agricultura y desarrollo rural reconocen la contribución de las mujeres a los sistemas agroalimentarios, solo un 19 % establece objetivos específicos de género. Esto subraya una visibilización parcial que aún no se traduce en acciones concretas para cerrar la brecha de género. Esta estadística añade una dimensión crítica al desafío de implementar políticas que no solo reconozcan la contribución de las mujeres al desarrollo de los sistemas agroalimentarios, sino que también promuevan la igualdad de derechos y oportunidades de manera efectiva.

Adicionalmente, el Índice de Mujeres, Empresa y Derecho, elaborado por el Banco Mundial (disponible en el Observatorio de Políticas Públicas para los Sistemas Agroalimentarios del IICA en https://opsaa.iica.int/indicators), revela que la mayoría de los países de América Latina y el Caribe presentan un índice promedio nacional menor a 80. Este dato indica que, en dichos países, las mujeres disfrutan menos del 80 % de los mismos derechos legales que los hombres [1], evidenciando una significativa disparidad en el reconocimiento y ejercicio de derechos entre géneros ante la ley.

En materia económica, cerrar las brechas de productividad agrícola y asegurar la equidad salarial entre hombres y mujeres en los sistemas agroalimentarios podría incrementar el Producto Interno Bruto Mundial en un billón de dólares (FAO, 2023). Actualmente, las mujeres asalariadas en agricultura ganan 82 centavos (USD 0,82) por cada dólar que ganan los hombres, evidenciando una desigualdad salarial significativa.

Además, y a nivel más macro, según el Índice de Feminidad de la Pobreza Extrema, elaborado por la CEPAL [2] en 2022 el valor del índice para América Latina fue de 118.3. Esto señala que las mujeres se ven desproporcionadamente afectadas por la pobreza extrema, con una incidencia mayor en comparación con los hombres. Estas disparidades subrayan la urgente necesidad de adoptar medidas específicas que no solo promuevan la igualdad salarial, sino que también aborden de manera integral las múltiples dimensiones de la desigualdad de género.

El acceso a la tenencia de la tierra emerge como otro desafío crítico, agravado por la escasez de datos desagregados por género, lo que dificulta la formulación de políticas efectivas. Según el Informe de Rendición de Cuentas de Generación Igualdad 2023 de UNWOMEN, esta falta de información es un obstáculo mayor para abordar las desigualdades de género en el sector.

Por otra parte, las mujeres en los sistemas agroalimentarios enfrentan desafíos económicos significativos, evidenciados especialmente por su limitado acceso al crédito debido a la falta de garantías, como la tenencia de la tierra. Esta situación está intrínsicamente ligada a la disparidad de género en la propiedad de la tierra y se ve exacerbada por la menor probabilidad de empleo formal, confinando a muchas mujeres a sectores no formales de la economía. Estas limitaciones no solo restringen los derechos de las mujeres, sino que también inhiben su capacidad para alanzar un desarrollo y realización plenos.

Además, estos retos económicos están entrelazados con otras formas de desigualdad de género prevalentes en los sistemas agroalimentarios. Las mujeres no solo participan activamente en las actividades productivas agroalimentarias, sino que también soportar la mayor carga del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados. Esta doble jornada impone una sobrecarga laboral que frecuentemente permanece invisible y no reconocida, reforzando las desigualdades de género y limitando aún más las oportunidades de las mujeres en el ámbito agroalimentario.

Contribuciones del IICA al cierre de brechas en los sistemas agroalimentarios

Alineado con el lema de las Naciones Unidas para el 8 de marzo, “Financiar los derechos de las mujeres: acelerar la igualdad”, el IICA se esfuerza por aportar a través de proyectos de cooperación técnica que incorporan metas de género. Además, mediante la creación de alianzas con socios clave, impulsa proyectos orientados a fortalecer los sistemas agroalimentarios desde una perspectiva de género.

Desde 2021, se ha establecido el Foro Permanente de Ministras, Viceministras y Altas Funcionarias de Agricultura de las Américas, cuyo propósito es resaltar el papel de las mujeres en la toma de decisiones en el ámbito del desarrollo rural y la seguridad alimentaria. Este evento anual facilita el diálogo sobre el progreso de las políticas públicas y el intercambio de buenas prácticas nacionales para mitigar la disparidad de género en los sistemas agroalimentarios.

Fruto de este foro, el Programa de Equidad de Género y Juventudes ha lanzado dos ediciones del Curso de Introducción al Emprendimiento para Mujeres Rurales, destinado a emprendedoras rurales de América que buscan ampliar sus habilidades empresariales y oportunidades de negocio. A partir de su tercera edición, este curso se ofrecerá gratuitamente a través de la plataforma de aprendizaje electrónico del IICA (IICA E-Learning), destacando el compromiso del instituto con la capacitación y el fortalecimiento del liderazgo femenino en el sector.

Como parte de sus esfuerzos para reducir las desigualdades, el IICA colabora estrechamente con entidades como la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM). En 2023, dentro del IV Foro Permanente, se firmó un acuerdo para promover acciones conjuntas siguiendo la Declaración del Decenio de los Derechos de las Mujeres, Adolescentes y Niñas en entornos rurales. Para 2024, está previsto el lanzamiento de un curso sobre empoderamiento femenino dirigido a mujeres rurales de América.

En alianza con Rotary Internacional, se promueve activamente la participación de emprendedoras rurales de Panamá y Costa Rica en el curso de Introducción al Emprendimiento para Mujeres Rurales, con el objetivo de ampliar su impacto en la región.

Además, el IICA ha implementado la Plataforma Hemisférica para Mujeres Rurales, un espacio dedicado al intercambio, aprendizaje, colaboración y defensa de los derechos de las mujeres, promoviendo la participación activa, la inclusión y la equidad de género. Junto a esto, el IICA por medio del Observatorio de Políticas Públicas para los Sistemas Agroalimentarios (OPSAA), ofrece información actualizada en materia de Género y Juventudes, permitiendo el acceso a instrumentos como informes técnicos, políticas, legislación e indicadores, entre otros. Estas herramientas se constituyen en aportes del IICA al análisis y la reflexión sobre los contextos nacionales e internacionales en materia de género y los sistemas agroalimentarios.

Especialista del Programa de Equidad de Género y Juventudes participa en Encuentro Internacional de Estadísticas de Género

  • El evento reunió a lideresas regionales para intercambiar experiencias y fortalecer alianzas que propicien la creación de políticas públicas más inclusivas.
  • Se discutió la utilización de big data y encuestas de uso del tiempo para mejorar la calidad de las políticas de género.

Marcela Ávila, especialista técnica del Programa de Equidad de Género y Juventudes del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), se unió a destacadas lideresas de la región en el XXV Encuentro Internacional de Estadísticas de Género (EIEG), organizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y ONU Mujeres.

El evento, que se celebró en Aguascalientes del 2 al 4 de septiembre de 2024, tuvo como lema “25 años de alianzas para fortalecer las políticas de igualdad basadas en evidencia”. El EIEG se ha consolidado como un espacio esencial para el análisis y la discusión de estadísticas con perspectiva de género. Durante el encuentro, se reflexionó sobre temas claves como la sociedad del cuidado, la violencia de género, el uso del tiempo y la autonomía económica de las mujeres.

Ávila destacó la importancia de fortalecer la generación de estadísticas con perspectiva de género como una herramienta indispensable para impulsar políticas públicas que promuevan la igualdad en los sistemas Agroalimentarios. “Es esencial que los datos reflejen la realidad de las mujeres rurales en las Américas, quienes a menudo enfrentan obstáculos invisibilizados en las políticas tradicionales”, expresó. “La producción de estas estadísticas no solo permite identificar brechas, sino también a formular estrategias más inclusivas y efectivas que promuevan un verdadero cambio social.”

Durante las sesiones, se discutió cómo el uso del big data, las encuestas de uso del tiempo y la innovación en la recolección de datos pueden servir para mejorar la calidad de la información disponible y para diseñar políticas públicas que respondan a las necesidades de las mujeres en todos los sectores.

Al ser consultada sobre las buenas prácticas aprendidas, Marcela Ávila mencionó los esfuerzos de Colombia con respecto al catastro nacional de tierras y la correlación que está haciendo de esos datos con los de horas dedicadas al trabajo no remunerado y de cuidados. “Con esto se pudo comprobar que, a mayor tiempo dedicado a los cuidados, menor tenencia de la tierra para las mujeres. Esto demuestra algo que desde el Programa hemos venido diciendo: hay que hablar de economía de los cuidados en los entornos rurales”, concluyó.

La participación de Marcela Ávila en este foro internacional refuerza el compromiso del IICA con la igualdad de género y la inclusión de las juventudes en el desarrollo sostenible. Ávila agregó que el intercambio de experiencias y buenas prácticas entre los países participantes es fundamental para avanzar hacia una región menos desigual. “Al fortalecer las alianzas entre los organismos internacionales, los gobiernos y la sociedad civil, podemos garantizar que las estadísticas de género se conviertan en una herramienta transformadora que impulse cambios estructurales profundos”, señaló.

El Programa de Equidad de Género y Juventudes ha trabajado para incluir la perspectiva de género en la cooperación técnica sobre los sistemas agroalimentarios, abogando por la creación de políticas basadas en datos que reflejen la realidad de las mujeres rurales. En el marco del EIEG, Ávila enfatizó la relevancia de estos esfuerzos, especialmente en temas como la autonomía económica y el acceso a sistemas de cuidado para mujeres que viven en áreas rurales y que, históricamente, han tenido menos acceso a los servicios de los Estados

El EIEG, que culminó el 4 de septiembre, y reunió a más de 170 personas de manera presencial y a más de 300 virtualmente, provenientes de 18 países.

Agricultura orgánica: un sistema productivo innovador que promueve la inclusión de género y juventud en América Latina y el Caribe

La jornada contó con la participación de autoridades de la Junta Directiva de la CIAO, el IICA y representantes de la municipalidad de Santa Clara do Sul y del gobierno regional de Huancavelica.

La agricultura orgánica seguirá creciendo en América Latina y el Caribe en la medida en que exista una amplia circulación de las experiencias exitosas que vienen realizándose en la región.

Se trata de un modelo de desarrollo agrícola de enfoque innovador y gran potencial, debido a que es social, comercial y ambientalmente sostenible y contribuye a la inclusión de género y juventud en la actividad.

Esas fueron algunas de las conclusiones que dejó el Foro “Cooperativismo en la Producción Orgánica”, organizado por la Comisión Interamericana de Agricultura Orgánica (CIAO), en el marco del convenio firmado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el municipio brasileño de Santa Clara do Sul y la región peruana de Huancavelica.

El convenio, que reconoce la tarea de estos gobiernos subnacionales en la promoción de este tipo de agricultura, ha logrado importantes avances en la articulación, que condujeron a este primer foro en el que se difundieron experiencias exitosas de otros países.

La jornada contó con la participación de autoridades de la Junta Directiva de la CIAO, el IICA y representantes de la municipalidad de Santa Clara do Sul y del gobierno regional de Huancavelica.

Graciela Lacaze, Secretaria Ejecutiva de la CIAO , hizo hincapié en que, sin una fuerte integración institucional y gubernamental, no habrá evolución de la producción orgánica maximizada en su potencial y ese es precisamente el objetivo del Convenio IICA – Santa Clara do Sul – Huancavelica.

Por su lado, Verónica Santillán, Directora de Orgánicos de Agrocalidad, Ecuador, afirmó que “el cooperativismo en la producción orgánica es un gran ejemplo y una fuente de inspiración para seguir trabajando”.

Paulo Cezar Kohlrausch, alcalde de Santa Clara do Sul expresó que desde su municipio «apostamos a la producción orgánica ya que preserva la salud del productor, del ambiente y del consumidor”.

A su turno, Maciste Alejandro Díaz Abad, gobernador de Huancavelica, resaltó que «el convenio firmado recientemente y este evento posicionan el potencial que tiene Huancavelica en la producción orgánica”.

Durante el foro se presentaron casos exitosos de cooperativas de América Latina y España. Alexandra Rodríguez, de Agencia de Promoción Económica CONQUITO, de Ecuador, contó la experiencia de la cooperativa que fomenta el desarrollo productivo y socioeconómico del Distrito Metropolitano de Quito.

Ana Laura Sayago, de la Cooperativa Coopsol, de Argentina disertó sobre “agregado de valor e innovación en la cadena apícola orgánica”. Nelson Martinez de la Cooperativa 25 de Julio, de Honduras, contó su experiencia en la producción cooperativa orgánica de café y aguacate.

Karen Carillo y Joel Carillo, de la empresa de pequeños productores de café y productores hortícolas Pacayal, de Honduras, hablaron sobre inclusión de género y juventud.

El cierre del panel estuvo a cargo de Juan Antonio Caballero Jiménez, de Cooperativa de aceite Los Pedroches, de España quién habló sobre cómo diversificar la producción y diferenciarse en el cooperativismo.

La jornada contó con la participación de autoridades de la Junta Directiva de la CIAO, el IICA y representantes de la municipalidad de Santa Clara do Sul y del gobierno regional de Huancavelica.
Los participantes resaltaron que la asociatividad de los productores es clave para que este tipo de producción orgánica sea competitiva.

El convenio firmado en marzo pasado establece que el IICA, a través de sus representaciones en Argentina, Brasil y Perú, y la cooperación de la Comisión Interamericana de Agricultura Orgánica (CIAO), apoya a Huancavelica y Santa Clara do Sul en la identificación de experiencias de casos exitosos para compartir, y coordinará y facilitará los aportes técnicos que ambos gobiernos requieran de cara al desarrollo de la actividad orgánica.

El municipio de Santa Clara do Sul implementa el programa “Santa Clara Mais Saudável” para desarrollar una cultura de producción y consumo de alimentos saludables y libres de pesticidas. Por su lado, el gobierno regional andino implementa el programa “Huancavelica Región Orgánica”, con la finalidad de aumentar la superficie orgánica del Perú, reducir los índices de pobreza, incrementar los ingresos de los productores y mejorar la calidad de vida de las comunidades de la región.